El Ministro Ideal de la Cultura. ( I )

sábado, 21 de junio de 2008 |


¿Cuál es el ministro de cultura ideal? esta pregunta ha recorrido la Red de Gestores de Iberoamérica, creada posterior al Seminario ¨Agentes Sociales para la Cultura y el Desarrollo¨, de Santa Cruz, Bolivia. Aquí destacamos algunas de las respuestas y opiniones que buscan contestar esta sugestiva incógnita.

Por supuesto, hablar del ministro o ministra ideal para la cultura, evidentemente es hablar de una abstracción, como recuerda Amalia Castelli (Perú). Sin embargo, construir este tipo ideal permite aproximarnos, al ¨deber ser¨ de quienes ocupan la función de mayor envergadura dentro de la gestión y acción cultural pública.

Pero como toda idealización, no siempre concuerda o existe en realidad, vemos razonable el planteamiento de Arturo Navarro, (Chile), que desde su Blog, fija sus criterios, al reclamar que para pensar en el ministro soñado, debemos fijar requisitos para dar validez a ese perfil utópico. Por ejemplo, Navarro nos habla de la disponibilidad presupuestal adecuada; cosa que sin ella, indica, ¨…no hay Ministro que valga.¨ o en lo concerniente, al contexto de desarrollo institucional, seguimiento de políticas y posibilidades fundacionales de las mismas; así como si éstas constituyen políticas de Estado o de Gobiernos, entre otros aspecto que analiza.

Con Ana Velasco (España), queda claro que ¨… el ministro ideal debería ser un profesional del sector de la cultura, un gestor capaz de crear y dirigir un equipo cohesionado para trabajar de forma conjunta en el desarrollo de la cultura en todos sus ámbitos, con una visión integradora y respetuosa de la cultura, nunca excluyente, con una mente abierta a nuevas tendencias y sectores, pero velando por la preservación, la promoción y la difusión del patrimonio cultural, capaz de favorecer el multiculturalismo y la descentralización. Para Ana Velasco, el ideal de ministro deberá ser capaz de contribuir a generar espacios de reflexión y fundamentalmente, que contribuya a fortalecer una cultura de paz.¨

El Ministro ideal tiene que ser alguien comprometido con la cultura como nos recuerda Laura Ferreira (Paraguay), subraya que este cargo no pueda ser para un advenedizo ¨… que no haya seguido el proceso cultural y sus distintas etapas de luchas¨, especialmente por los derechos culturales.

Por su parte, Enio Escauriza (Venezuela), de manera singular y haciendo honor a su creativa personalidad, ilustra un perfil de ministro de la cultura insospechado. Escauriza nos sitúa cercano al realismo mágico latinoamericano, que de modo perspicaz y crítico, nos sube en esa nube de construcción utópica e idílica, para luego despertarnos con nuestra innegable realidad. Estas son sus palabras:

¨Un ministro de cultura debe ser un tipo que no quiera ser ministro, que tenga capacidades gerenciales, exponenciales, existenciales para lidiar con el problema de las asignaciones presupuestarias, pero a la vez, que tenga la sensibilidad como para mandar al carajo a toda esa politiquería barata que a veces deja el buró, la burocracia Per se no es mala, son malos los que se amparan en ella para justificar sus inútiles vidas.

Creo que un ministro ideal debería ser capaz de hacer el esfuerzo, en el caso que fuera artista, de parar, detener, suspender lo público de su obra para el bien de su gestión y no caer en el nepotismo de promover a través del ministerio su capacidad artística, en el caso que la tuviera, porque si a un ministro hay que decirle esto que yo digo no merece ser ni siquiera el señor que abre y cierra la puerta en el ministerio de finanzas, con todo respeto al oficio digno de este señor.

Creo que un ministro de cultura tiene que poder sentarse a discutir ideas, no a ser borrego de un presidente y sus oficios de última hora, también creo que un ministro tiene que ser una persona respetada por todo el sector cultural, una persona digna a los ojos de esos pequeños y grandes seres que se autodenominan artistas a veces para tapar sus propios miedos y rencores, la verdad ahora que me lo pienso bien un ministro de cultura debería ser un científico, un gran experimentador, un soñador, un físico, un matemático, un taxista, un vendedor ambulante y en líneas generales cualquiera, eso claro mientras la cultura siga siendo ese gran enigma que proponen algunos pensadores y no, como dijo un gran maestro mexicano del cual me enorgullezco haber cantado con él en una plaza pública de Bolivia, "una herramienta humana para ser mejores y felices."

Ver artículo de Arturo Navarro:

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