Falsificaciones a la luz del día

sábado, 29 de diciembre de 2007 |





El negocio de la falsificación de obras artísticas genera tantos intereses y beneficios, que han provocado que esta actividad ilícita, junto a la piratería, ya sean consideradas como parte de la economía de la cultura.

El plagio de Obras artísticas es un negocio ilícito muy lucrativo, que afecta, en diversos sentidos, al arte, a los artistas y al mercado. En lo que atañe al mercado del arte, su impacto negativo deviene, de las incertidumbres y desconfianzas que genera, respecto a obras originales. En cuanto al artista y sus descendientes, en caso de que haya fenecido el autor, les ocasionan daños morales, intelectuales y económicos importantes. Sobre todo en países, donde no se lleva a cabo un verdadero ejercicio de los derechos de autor.

En Europa, las consecuencia de la proliferación de obras falsas, en lo que va de esta década, está conduciendo a la baja en la compra de obras de autores reconocidos, lo cual se ha manifestado especialmente, en las principales subastas europeas.

Es importante subrayar, que una de las características de este mercado, es ligarse a otras formas y actividades delictivas, como son el tráfico de drogas, armas y lavado. Las que juntas, se consideran las principales formas ilícitas de comercio internacional. Se cree que en el siglo XX, la falsificación de obras de arte a nivel internacional, se convirtió en el negocio más lucrativo de la pasada centuria.

En nuestro país, también se ha evidenciado esta modalidad de estafa, proliferando desde hace años falsificaciones de obras de nuestros principales maestros de las artes plásticas dominicanas. Inicialmente, tales falsificaciones giraban entorno a autores fenecidos, pero en los últimos años esta actividad ha incluido a artistas de mercado y maestros no fenecidos.

Entre las figuras del arte nacional, cuyas obras han sido plagiadas, se encuentra el maestro Gilberto Hernández Ortega. Es de conocimiento público que desde su fallecimiento, ocurrido en octubre del 1979, han sido objeto de falsificaciones. A pesar de ser un hecho lamentable, las autoridades nacionales no han llevado a cabo las acciones que permitan eliminar esta cuestionable práctica y comercio.

Muchas de esas obras falsificadas, han estado circulando todos estos años; moviéndose entre aquellos coleccionistas, marchantes de arte y galeritas que sin una experticia y asesoría adecuada, caen de ingenuos adquiriendo dichos plagios. Curiosamente, quienes caen victimas de este tráfico, al percatarse de la estafa, no lo denuncian ante las autoridades competentes.

Diría que son pocos, los que a sabiendas de que han sido timados, terminen aceptando la estafa y quedándose con la falsificación; ejerciendo una ganancia de utilidad en la complacencia del objeto adquirido. Lo más común en estos casos, es que dado los altos precios que pagan, busquen ventajas al salir del pastiche, ganándole alguna plusvalía a la reventa. De tal modo, que terminan siendo tan delincuentes y cómplices como los primeros que iniciaron la falsificación.

En los últimos meses, he sido testigo del intento de timo con obras que se atribuyen al Maestro Hernández Ortega, lo cual me motiva a escribir este artículo. Los astronómicos precios en que se pretenden colocar en el mercado, la burda falsificación de que se trata; adverten a los coleccionistas. Aquí la asesoría y opinión oportuna de conocedores de la obra del maestro, juega un papel fundamental para impedir que se consuma el engaño.

Frente a esta situación, necesitamos crear instancias que permitan certificar y legitimar, la compra y venta de obras de arte de nuestro patrimonio cultural, que brinden garantías y pueda asgurar la confianza del mercado de arte en la República Dominicana.

Parece obvio, que para enfrentar este estado de cosas, se requerirá de la participación de muchas instancias de la sociedad. Por tanto, las autoridades dominicanas, al igual que el Colegio de Artistas, la Asociación de Críticos de Arte y la Asociación de Galerías, deberán dar pasos para actuar en consecuencia, ante estos hechos. Ya es hora de enfrentar esta práctica ilícita y de terminar con esa afrenta al arte nacional.

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