Cuestión de Praxis…

viernes, 12 de marzo de 2010 |




“-¿Entonces estamos todos entrampados?

"-En alguna medida sí. La posibilidad de que una reflexión le permita a uno descubrir que esta situación no es así, que hay un espacio de plasticidad enorme, es también una liberación. Uno se sale de la trampa”.



Humberto Maturana
El Sentido de lo Humano




Devaluar los aportes teóricos que realiza la UNESCO en la cultura, es indiscutiblemente un despropósito; más aún si se arguye que sus teorías tan sólo sirvan para debates en simposios y cónclaves. Aceptar este discurso que solicita a este prestigioso organismo internacional que abandone dicha labor a cambio de proyectos “concretos”, no deja de ser un sin sentido, ya que pierde de vista que dichas teorías son esenciales para construir los marcos conceptuales de políticas, programas y proyectos culturales.


Pero el antiteoricismo que se hace dominante, peca en no descubrir la “vocación política” que tienen los estudios culturales y el “enfoque contextual” que deben tener, para que esta teoría no se perciba bajo ningún reduccionismo aberrante que le limite a sólo ser tópico de seminarios y simposios, como piensa y declara en foros internacionales cierto discurso oficialista que no logra ver en estas teorías, su sentido virtual o potencial.
[1]

Sin embargo, para dignificar la teoría surgida de estudios culturales propiciada desde la UNESCO, convine citar a Eduardo Restrepo, quien nos recuerda la íntima relación que poseen los estudios culturales, desde el punto de vista de una práctica intelectual, con “…una inspiración y finalidad política”. Así mismo, cómo su apuesta es por “… una modalidad de pensamiento crítico” capaz de servir a una clara fundamentación empírica y contextual la que opera en el plano de lo concreto. En ese sentido, Restrepo es enfático cuando nos dice: “No pueden existir estudios culturales propiamente dichos sin intervención ya que es en ésta que se materializa su voluntad política.”
[2]

¿A caso será que no son comprensivas las teorías de la UNESCO en nuestro país?, ¿Cómo explicar que Colombia, México, Chile, Cuba, Guatemala, para citar algunos países, dichas teorías se conviertan en verdaderas y exitosas prácticas culturales? O, quizás será, ¿que renegar a tales teorías y nuevas prácticas, son la única forma de sobrevivencia del actual esquema de gestión cultural?

Todo esto explica lo infructuoso de superar el inmediatismo en la gestión cultural y las consecuencias que trae consigo dicha práctica en nuestro país. Por esta razón, repensar las políticas culturales resulte tan difícil, más aún en un contexto de descreimiento y herejía sobre estudios y teorías culturales, que sirve de píldora abortiva a toda acción estratégica para la cultura.

Ciertamente, bajo el contexto actual de las políticas públicas en la cultura, ¿para que servirá, por ejemplo, un estudio de consumo y prácticas culturales?, ¿para que teorizar sobre el PIB de la Cultura y los indicadores culturales? ¿Cuáles políticas culturales requerimos en medio de los procesos de globalización cultural? ¿De qué sirve una definición sobre la diversidad e interculturalidad? Y mucho menos, ¿Para qué pensar la ciudadanía cultural y el ejercicio de los derechos culturales? O más aún, ¿De qué nos sirve descifrar la compleja realidad de las industrias culturales y su papel en la democratización y la configuración de las identidades y el mercado?

Hasta que no se perciba el sentido de RECURSO que se impone hoy en la cultura, estaremos lejos de entender que “…la cultura como recurso cobra legitimidad y desplaza otras interpretaciones de la cultura: ésta ya no tiene valor trascendente ni tampoco opera como una manifestación de la creatividad popular. Pasa, más bien, a ser el medio de legitimación para el desarrollo urbano (museos, turismo), el crecimiento económico (industrias culturales), la resolución de conflictos sociales (antirracismo, multiculturalismo), y hasta fuente de empleos (artesanías, producción de contenidos).”
[3]

Para esta retórica que no advierte lo que es la praxis cultural, cobra sentido las palabras de Edgar Morin, que frente a la “metamorfosis” que sufre este mundo, nos dice: “No basta con denunciar. Necesitamos ahora enunciar. No basta con recordar la urgencia. Es necesario saber empezar también por definir las vías que conducirán a la Vía”.
[4]

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[1] Restrepo, Eduardo. Apuntes sobre Estudios Culturales. Ver en línea: http://www.ram-wan.net/restrepo/documentos/apuntes%20sobre%20eeccs.doc

[2] Restrepo, Eduardo. El lugar de la Utopía en los Estudios Sociales: http://www.ram-wan.net/restrepo/documentos/utopia-eeccs.doc

[3] Yúdice, George. El Recurso de la Cultura. Usos de la cultura en la era global, Gedisa, Barcelona, 2002.
[4] Edgar Morin, “Elogio de la metamorfosis”: http://www.revistalafactoria.eu/articulo.php?id=518

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