Memoria de la Pintura Dominicana

martes, 4 de marzo de 2008 |


¨Memoria de la Pintura Dominicana¨, de la autoría del historiador, crítico y artista dominicano, Danilo de los Santos; recoge ampliamente los acontecimientos en la pintura dominicana, mostrando toda la riqueza acontecida a través de distintos períodos, estilos y expresiones, en este género de las artes visuales.

Los 8 Volumenes hasta ahora publicados, como parte de la Colección Centenario, del Grupo León Jimenes, dejan sentir la experiencia del autor, en la investigación historiográfica del arte dominicano. Vale recordar su publicación de 1979, ¨La pintura en la Sociedad Dominicana¨, editada por la Universidad Madre y Maestra.

En ¨Memoria de la Pintura Dominicana¨, el autor examina la evolución del arte, en función de los lenguajes artísticos, las formas y los estilos, con una marcada orientación estructuralista. El uso recurrente de citas textuales, de críticos y artistas, sobre la obra analizada, le permite zanjear aquellas diferencias valorativas, entre la intencionalidad del artista y las valoraciones críticas.

En los volumenes VII y VIII, puestos a circular recientemente, vemos cómo organiza sabiamente estas memorias, categorizando y conceptualizando períodos enteros, así como aportando una óptica distinta, para conocer la historia del arte contemporáneo dominicano.

En el tomo VII, que trata sobre la década comprendida entre 1970-80, que subtitula ¨Generaciones y Lenguajes¨, nos muestra el influjo de las generaciones, los replanteamientos estilísticos, las distintas formas técnicas y de expresividad, la discursividad en la estética y la crítica de arte, las confluencias de generaciones pasadas y presentes y, finalmente, las tendencias hacia un arte conceptual, que se prefiguran en el panorama del arte dominicano.

En cuanto al Tomo VIII, comprenderá la década desde 1980-90, subtitulado, ¨Continuidad de los Lenguajes¨, mostrando las mezcolanzas estilísticas de los lenguajes y corrientes artísticas; el surrealismo en sus vertientes erótica, real maravillosa y mágica; el renacer de una esencia primitivista y taina, como las expresiones de un lenguaje neoexpresionista y figurativo; así como la vuelta a una renovada tendencia al abstraccionismo.

Es importante subrayar, el notable esfuerzo por mostrar elementos de continuidad de los lenguajes artísticos, como principal tesis y característica de aquel período; haciendo menos énfasis en posibles ¨rupturas¨ o adecuaciones estilísticas, de renovación, que pudieran estar presentes.

Memoria de la Pintura Dominicana, nos deja interrogantes entorno a las influencias que adquiere nuestro arte, entrada en esa década los procesos de postmodernidad y globalización cultural. Desde tal perspectiva, las influencias, consecuencias de estos fenómenos culturales, quedan situadas como parte de una dinámica que se asimila en la estilización individual.

No obstante a los importantes aportes de estas Memorias, es oportuno recordar que la historia del arte, como una de las ciencias del arte, tiene que advertirnos de los acontecimientos, transformaciones e incidencias en el arte. Sus distintos enfoques no dejarán nunca de validar y brindar nuevas perspectivas a su conocimiento. Pero recordando a Arnold Hauser:

¨No hay una tradición fija y conclusa, univoca y autónoma, como no hay tampoco una convención que signifique lo mismo para todos y en cualquier condición. No hay tampoco ningún impulso artístico, ningún objetivo artístico individual, cuyos contornos no se dibujen sobre el trasfondo de una dirección estilística general y que no se expresen en una tensión frente a actitudes ajenas¨.

Saludamos este gran esfuerzo editorial, el cual es un peldaño fundamental y necesario, para redefinir concepciones, metodologías y enfoques sobre el arte y la historiografía dominicana, de cara al presente siglo XXI.
Créditos:
Foto :Pedro Genaro
Arte: Gilberto Hernández

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